REPLÁ!


¿Alguna vez te has preguntado qué pasa con todo el plástico que desechamos? Soy Arón Barahona, CEO de Replá! y yo también me lo pregunté. Por años trabajé en la industria de logística, viendo cada mes cómo toneladas de residuos se deshechan y que simplemente no se reciclan. La lógica ilógica de materiales con potencial que terminan en vertederos, y dañan nuestro planeta permanentemente.

QUÉ PODÍAMOS HACER?

Investigando, descubrimos Precious Plastic, una organización internacional que fomenta el reciclaje del plástico y proporciona información sobre cómo procesarlo y construir la maquinaria necesaria. Entonces, la respuesta se volvió evidente: el plástico debía fundirse y transformarse en algo nuevo.

CÓMO LO HICIMOS?

Soy incrédulo por naturaleza; necesito comprobar por mí mismo que las cosas son como dicen. Así que conseguí un horno y, con una tijera en mano, piqué botellas, envases y bolsas plásticas (sí, después me dolía la mano 😅).

En ese entonces vivía en un departamento en Macul con un pequeño balcón, donde instalé mi hornito semi industrial. Fue allí donde derretí mis primeros gramos de plástico (y sí, también se quemó un poco 😜).

Lo primero que sentí fue la falta de aire: el humo tóxico lo invadía todo. Pero lo segundo fue distinto… Aquella chispa que alguna vez fue solo una idea ahora se transformaba en un fuego que sería imparable.

Y AHORA QUÉ?

Naturalmente, este proceso no podía replicarse de esa manera, así que, junto a Felipe, mi socio y cofundador, nos embarcamos en la búsqueda de maquinaria que nos permitiera validar un modelo de negocio.

No fue fácil. Las máquinas eran absurdamente caras para alguien sin capital ni patrimonio como nosotros. Pero somos emprendedores: buscamos soluciones en lugar de rendirnos (bueno, a veces sí nos hicimos bolita 😅).

Escarbamos hasta debajo de la alfombra, exploramos hasta el Laugh Tale (guiño guiño) y, después de mucho buscar, encontramos lo que se convertiría en nuestra primera extrusora.

PRIMER GRAN PROBLEMA

Logramos poner en marcha nuestra extrusora (sí, la compramos como chatarra ❤️) y conseguimos decenas de toneladas de plástico para reciclar. Pero entonces nos topamos con el primer gran desafío: la rentabilidad.

Si bien esta máquina nos permitió desarrollar productos y metodologías de trabajo, no era sostenible a largo plazo. Para ser realmente competitivos en el mercado, necesitábamos escalar la producción con tecnología más eficiente.

VAMOS POR TODO

Así comenzó una nueva búsqueda, que nos llevó hasta el sur de Chile, donde encontramos una extrusora en desuso. Restaurarla era un reto enorme, y además, costaba diez veces más que nuestra chatarrita 😩. (Diablo, que difícil me la pusiste…). Un amigo de la U me prestó 10 millones de pesos, lo que nos permitió comprar la máquina, pero no era suficiente para hacerla funcionar. Necesitábamos aumentar la tensión eléctrica, restaurar circuitos, tableros y hacer mantenimiento mecánico, inversiones que simplemente no podíamos costear. Nos vimos obligados a detener la producción y despedir a nuestros trabajadores. 💔

Pero, como dije antes, somos emprendedores y rendirse no es una opción. Seguimos buscando alternativas hasta que logramos obtener un subsidio de CORFO, lo que nos dio el capital necesario para volver a avanzar.

Hoy estamos mejorando nuestra infraestructura y desarrollando maquinaria especializada para optimizar nuestros procesos.